martes, marzo 18, 2014

Arsène Schrauwen



Nos encontramos aquí con el cómic de un explorador de la narración gráfica, un intrépido aventurero en busca de los confines del lenguaje comiquero, un autor que busca llegar a los rincones más profundos del lector para mover lo que haya ahí dentro. Olivier Schrauwen es uno de esos autores que muchos definirían de vanguardia pero al que sería más adecuado definir como inquieto.

A primera vista, Arsène Schrauwen es un relato familiar que cuenta las andanzas del abuelo del autor, el Arsène del título, en los últimos días de las colonias belgas, con su viaje iniciatico desde su fría tierra natal hasta las calidas temperaturas coloniales.

Una trama que deja en manos del autor la cuestión de cuanto es real y cuanto es ficticio, siempre teniendo en cuenta que la propuesta del propio Olivier tiene mucho de irreal, de febril e hipnótico viaje hacia lo desconocido, invitándonos desde la primera página a que participemos de su planteamiento y nos dejemos llevar.

Si así lo hacemos, Arsène Schrauwen es un cómic que nos va a dar mucho, tanto desde el punto de vista formal como desde el fondo de la misma historia, despertando en nosotros sensaciones encontradas que pueden ir de la placentera calma hasta grotescos y perturbadores elementos escatológicos. Por supuesto, sobra decir que a poco que no participemos en la propuesta, esta se puede volver en contra nuestra siendo la lectura de este cómic lo más cercano a una tortura.

Recién acabado este primer volumen aguardo impaciente la continuación de la crónica familiar de la familia Schrauwen, inicialmente pensada en tres entregas y confirmo a su autor, Olivier Schrauwen, como uno de los autores a seguir en el futuro inmediato. Un autor que ya con sus primeras obras, Mi pequeño y El hombre que se dejó crecer la barba había atraído mi atención pero sin llegar a la entrega total que ha conseguido con este su último trabajo.

Gustará, e incluso maravillará, a aquellos que ya seguían de cerca el trabajo del autor y a todos los lectores que gusten de lo inesperado. Interesará sin duda a amantes de autores como Charles Burns o Daniel Clowes, este último en su faceta más guante de seda.

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