lunes, noviembre 29, 2010

El invierno del dibujante



Corta. Así me ha resultado la lectura de este libro. Pero corta en el sentido positivo, de la misma manera que te puede resultar corta una tarde realizando la actividad que más te gusta y que quisieras que durara por siempre. Ojalá tuviera cientos de páginas más para seguir leyendo.

El invierno del dibujante es un retrato generacional, de una época y de un grupo de autores que en ese momento tenían más de obreros que de artistas. Era el momento de Bruguera, la gran editorial, y de las tiradas y ventas millonarias de cómics. Era el momento de los Escobar, Giner, Ibañez y el momento del Pulgarcito, , El DDT o el Tío Vivo.

Precisamente, la creación de esta última revista, El Tío Vivo, es el germen del que surge esta historia. De como un grupo de autores, cansados de la tiranía laboral ejecutada por el Sr Bruguera y su lacayo el Sr González (con su temido lápiz rojo), se unen para intentar dignificar su trabajo y al mismo tiempo, por qué no, hacerse ricos en el intento. Sus nombres Conti, Cifré, Escobar, Giner y Peñarroya. Dejando atrás a sus queridos hijos, Carioco, Tribulete, Carpanta o Don Pío, se lanzan al vacío y se enfrentan al sistema establecido.

Desde este punto de partida y poniendo todo el amor por un medio y por una forma de hacer tebeos que fue la que conoció en su infancia, Paco Roca nos habla de este periodo clave de la historieta española. Con la maestría propia de todo un premio nacional del cómic, Paco Roca demuestra valentía al escoger un tema como este para realizar el álbum posterior al fenómeno Arrugas.

El resultado, por supuesto, no podía ser más satisfactorio, porque esta obra no solo cumple con las expectativas creadas sino que las supera, creando un tebeo que es clave para todos los aficionados pasados, presente y futuros de la historieta, pero que admite una lectura perfectamente diáfana para cualquier recién llegado al medio.

Gráfica y narrativamente, Paco Roca refuerza la idea de estar ante un autor que ya es uno de los grandes. Poco se puede argumentar sobre este aspecto y lo mejor es dejarse llevar y disfrutar viñeta tras viñeta.

En cuanto a la historia, supongo que habrá quien se queje de lo poco que se desarrolla la vida de los personajes, o como finalmente, el tema de la nueva cabecera Tío Vivo se trata casi de puntillas. Habrá quien diga que las cosas no eran así y habrá quien piense que queda mucho para contar.

En mi opinión, la historia queda perfecta tal y como se cuenta. Ni más ni menos. El que quiera saber más sobre la historia de Bruguera y sus autores tiene otros lugares donde documentarse. Paco Roca ha sabido buscar el punto medio entre el homenaje y la historia, sin caer en ningún momento en ombligismos innecesarios y dotando al conjunto de un interés que trasciende al mundo del tebeo. Al mismo tiempo, demuestra que el premio nacional de cómic fue más que merecido y que el pánico escénico tras el éxito de Arrugas está más que superado, si es que alguna vez llegó a haberlo.

4 comentarios:

Mr. Unhappy dijo...

Tan solo un pequeño punto sobre una i.
Este no es el albúm posterior al fenómeno (y fenomenal) "Arrugas".
En el medio surgió el (para mi) decepcionante "Las calles de Arena" (y con el mi temor al sueño de una noche de verano).
Afortunadamente, como tu comentas, el bache ha sido superado con creces.

BD! dijo...

Pues yo pongo otro punto sobre otra i.

Efectivamente, Las calles de arena fue publicado posteriormente a Arrugas, pero ese álbum ya estaba acabado antes de que estallara el fenómeno Arrugas.

Por lo tanto, este El invierno del dibujante es el primer álbum que Paco Roca realizaba con la "presión" de las ventas de Arrugas y del premio nacional.

A eso me refería con posterior al fenómeno Arrugas.

Anónimo dijo...

Lo malo de esta edición es que las páginas del final están pixeladas tirando a medianamente escandaloso...

Mr Unhappy dijo...

Mmmm...

Iniciado pero no acabado...

Me vale.