lunes, junio 15, 2009

Matteo


Matteo es un hijo de su padre Gibrat. A primera vista, tanto la parte gráfica como la historia deambulan por parajes ya visitados por el autor. Una periodo de guerra, el tono pacifista de la historia y, por supuesto, una historia de amor. Podríamos estar hablando de El vuelo del cuervo o de La prórroga, dos de sus anteriores trabajos, pero según avanzamos en la historia Gibrat nos va ofreciendo pequeñas notas que cambian el panorama general.

Que conste que soy un amante de la propuesta gráfica de este autor, y seguramente me tragaría la historia que me echaran con tal de que estuviera dibujada por él, pero con Matteo, donde otros ven repetición, yo veo animo de innovar. De entrada, el lápiz se hace notar más que en anteriores trabajos, con un estilo que puede parecer dejado, pero que a mi me parece que le sienta de maravilla, sobretodo si va acompañado de un excepcional color, con unas aguadas que cobran vida por si mismas (incluso saliéndose de la viñeta) y con un dominio de la luz que sólo los grandes maestros poseen.
En cuanto a la trama, por primera vez en sus obras de temática bélica, Gibrat nos ofrece un primer plano del conflicto en sí, de la crueldad del frente y de sus miserias. Por supuesto, no es el objetivo final. De hecho, la conclusión de esta primera entrega, deja esta visión de la guerra de trincheras como un capitulo más dentro de las vivencias de nuestro protagonista.

Habrá que ver por donde continua el relato Gibrat y si el tono de la serie sigue el camino de la innovación. En todo caso, lo dije antes. Siempre que un tebeo lleve la firma de Gibrat, me tendrá como seguro comprador.

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