viernes, noviembre 21, 2008

Los Combates Cotidianos: Clavar clavos


Si ayer os hablaba de uno de los mejores tebeos que he leído en los últimos tiempos, hoy os voy a hablar de otro tebeo que va todavía un poco más allá. Porque ya de por sí, como tomo unitario, esta cuarta entrega merecería todos los elogios, pero es que en su conjunto, los cuatro tomos que conforman la historia de Los Combates Cotidianos, superan con creces la definición de J-imprescindible, colocándose dentro de ese tipo de obras que trascienden en tu vida. O por lo menos eso es lo que pasa conmigo. Sé que la palabra "obra maestra" se suele usar muy ligeramente. Yo, intento huir de esta definición por una razón muy sencilla. Simplemente quiero que cuando la use, la definición alcance todo su significado. Este es el caso de Los Combates Cotidianos. Para mi, una de las obras maestras del cómic.

Como diría el mismísimo Larcenet, C'est la classe!!!

Cuarta y última entrega de la mejor serie que ha salido de las manos de este autor y una de las mejores historias contadas en esto de los tebeos nunca jamás. Tomo a tomo, fuimos conociendo al protagonista de esta historia, Marco, un personaje que ha pasado en 4 albumes de cómic, de ser un total desconocido a entrar dentro de nuestras vidas como si fuera uno más de la familia.

Qué valiente hay que ser para dejar una serie de éxito como esta en lo más alto. Con lo fácil que hubiera sido continuar unos cuantos tebeos más, Manu Larcenet ha decidido cortar por la sano y dejar a su protagonista, a su alter-ego, en su apogeo. El cuerpo le pedía encontrar nuevos proyectos y esto es lo que ha hecho.

Después de leer este último tebeo de la serie, uno se queda con la sensación de que la historia no ha acabado. Es como si pasáramos una larga temporada con un amigo, y por circunstancias de la vida, nuestros caminos se fueran a separar. Nosotros vamos a seguir con nuestra existencia y Marco hará lo mismo al lado de su familia. Quizá algún día nos volvamos a encontrar, pero de lo que no hay duda es que siempre lo recordaremos.

En este cuarto tomo, se produce un salto temporal. El final del tercero nos dejó con un Marco en ciernes de ser padre, algo para lo que no estaba del todo preparado. Las primeras viñetas de esta nueva entrega, nos muestran a una niña correteando por un bosque nevado. Nuestro Marco ya es padre.
Esta nueva etapa como progenitor ocupa gran parte de la temática de este Clavar clavos, pero todas las tramas desarrolladas durante el transcurso de la serie se van cerrando de una u otra manera. Así, los astillero, después de que generaciones y generaciones de obreros pasaran por allí, ven peligrar su existencia. Los compañeros del padre de Marco, recurren a él en busca de la ayuda que desde su posición de periodista pueda proporcionar. Pero los problemas de los trabajadores del naval no son de interés para nadie. Marco se tiene que resignar a ver como los hechos se suceden sin que el pueda hacer nada por cambiarlos.

En esta dinámica, a medio camino entre la vida familiar y los problemas sociales, Manu Larcenet da las últimas puntillas a estos combates cotidianos. Quizá este sea su álbum más politizado, con una parte final en la que expone toda su conciencia social sin ambages. Estas cuestiones sociales, presentes en toda la serie, siempre se metieron de una forma muy sutil, sin hacer ruido pero pegando fuerte. Con esta última entrega se pone toda la carne en el asador, sin dejarse nada en reserva.

Pero pese a este contenido reivindicativo, lo mejor del tebeo, como siempre, es todo eso que más que contarnos se nos insinúa. Todas esas pausa y silencios, con personajes que lo dicen todo con sus expresiones, e imágenes que hablan por si solas, sin olvidarnos de esos dialogos marca de la casa y más reales que la vida misma, con momentos narrativos propios de los grandes y con escenas de gran belleza.
Graficamente, está claro que Larcenet le tiene más que cogido el punto a la serie. Ya en la tercera entrega se salía por todos lados, realizando un tour de force gráfico. Esta cuarta entrega está a la altura.

Si en el anterior tomo os hablaba de una escena nocturna, este cuarto tiene varios pasajes en los que Larcenet está tocado por los dioses. La visita de la viuda de un obrero a la tumba de su marido, realizando todos los reproches de una vida que pudo ser pero no fue, o ese otro momento en el que Maco, dando un paseo nocturno con el compañero de su padre, Pablo, se encuentra con un grupo de jóvenes realizando pintadas en un muro. Y como estas podría destacar unas cuantas más.

Bueno, creo que queda claro que me ha gustado, ¿no?.

Una vez cerrada la serie, y viendo el resultado conjunto, sólo puedo insistiros (rogaros, suplicaros) a todos los que no conozcáis los Combates Cotidianos de Manu Larcenet, que les deis una oportunidad. Os puedo asegurar que os lleváis un clásico de los tebeos y una obra que quedará en el recuerdo por los años de los años.

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